“Mallorca más allá del balconing: el español de la isla”, nueva entrada de blog escrita por Assumpció Rost Bagudanch


Mallorca más allá del balconing: el español de la isla

Assumpció Rost Bagudanch


Hay algunas cuestiones en el mundo de la variación diatópica del español que son archisabidas. Una es que el dominio lingüístico de esta lengua abarca cuatro continentes; otra, que, a lo largo y ancho de este territorio, el español no es uniforme; y otra, que, en buena parte de este territorio, el español no es la única lengua empleada por sus hablantes, por lo que la situación de contacto es mucho más habitual de lo que a priori se pueda pensar. Aunque a veces tendemos a ubicar las áreas de contacto fuera de las fronteras de España, lo cierto es que ello se produce en prácticamente la mitad del país: a grandes rasgos, hay contacto con gallego (y con portugués), con euskera y con catalán. Y precisamente de este último es del que nos ocuparemos en esta entrada: específicamente, del español en Mallorca.

En Mallorca, desde la conquista por parte de Jaime I de Aragón, se habla catalán. En concreto, se habla una variedad que los siglos y la geografía han ido modelando y que presenta toda una serie de particularidades respecto al catalán central, el dialecto tradicionalmente asociado al estándar. Algunas de estas particularidades podrían ser el uso del artículo definido “salat” (es, sa, sos, ses por el, la, els, les), el orden de los clíticos, o el conocidísimo uso de [ə] en posición tónica (que tan maravillados nos tiene a los fonetistas), además del empleo de formas léxicas consideradas arcaicas en otras zonas o con valores semánticos distintos (becar ‘dormir’, xapar ‘cortar’, calces ‘medias’). El español entra en las Baleares más tarde, a partir del s. XV, aunque es a partir del s. XVIII cuando se intensifica su uso, a raíz de los decretos de Nueva Planta. De hecho, desde entonces hasta mediados del s. XX, la situación se describe como diglósica: el catalán se empleaba básicamente como lengua familiar y de interacción social, mientras que el español era la lengua institucional y la propia del ámbito educativo. A partir de los años 50 del s. XX, se producen cambios demográficos importantes que modifican de forma significativa la composición de la población balear: se da una fuerte inmigración procedente del tercio sur peninsular debido al auge del sector turístico, lo que cambia la proporción de castellanohablantes. Hoy en día, el catalán es cooficial junto al español y, en consecuencia, es una lengua que se enseña en la educación reglada, es lengua de la administración y, en principio, se considera una lengua de prestigio. Sin embargo, su nivel de conocimiento no es tan extendido como el del español y depende en gran medida de la procedencia urbana o rural de los hablantes. En cualquier caso, se supone que la población balear domina ambas lenguas. En pocas palabras: estamos ante una situación de contacto de lenguas prolongado y profundo, aunque asimétrico.

Esta situación es sospechosamente similar a la que se da en otras zonas bilingües de catalán y español, como Catalunya o Valencia. En efecto, el español hablado en Mallorca presenta rasgos comunes con el de otras áreas catalanohablantes: tendencia a la sonorización de sibilantes a final de palabra ante vocal inicial, a pronunciar [i̯a] como hiato en lugar de como diptongo, o la centralización de [a] y [e] átonas. Sin embargo, el contexto de insularidad y las características específicas del catalán balear dan un resultado algo distinto. En este caso y por deformación/pasión profesional de quien escribe, vamos a focalizar la explicación en varios aspectos fónicos que son interesantes y que permiten ilustrar bien la profundidad de este contacto.  

Tradicionalmente, los estudios centrados en el contacto entre catalán y español suelen resaltar que el español ejerce un influjo muy importante sobre el catalán, de modo que se neutralizan algunas de sus características fónicas, se da una influencia mutua entre las dos lenguas. Como decíamos, no se trata de una influencia simétrica, dado que el peso del español en los últimos 50 años es muy importante, pero sí que permite observar, por una parte, rasgos claramente atribuibles a la variedad isleña de catalán en el español (incluso entre hablantes jóvenes cuya lengua materna es el español), y por otra, fenómenos del español en mallorquín (incluso en hablantes de zona rural cuya lengua materna es el catalán). Todo ello muestra cómo evoluciona el contacto.

Veámoslo con algunos ejemplos de pronunciación de consonantes. Una de las características típicas del catalán en Baleares es la conservación del fonema /v/, inexistente, en principio, en español (en mallorquín no es lo mismo un bol [bɔɫ] ‘bol’ que un vol [vɔɫ] ‘vuelo’). En el español hablado en Mallorca es posible detectar [v] en lugar de [β̞], un fenómeno que solo puede explicarse por interferencia del mallorquín. Ha habido autores que lo han vinculado a hablantes mayores y de ámbito rural, pero lo cierto es que se da de forma bastante generalizada, incluso entre jóvenes de entorno urbano. A tenor de estudios en curso con este tipo de hablantes, es un rasgo que parece gozar de bastante vitalidad. Otro fenómeno propio del mallorquín es la africación de /s/ en contacto con otra sibilante (especialmente con otra /s/), como en les sopes ‘las sopas’ o piscina ‘piscina’, que se pronuncian [lət͡sopəs] y [pit͡sinə], respectivamente. Esto se traslada al español con muchísima frecuencia, incluso entre hablantes cultos y en registro formal. En el habla de los jóvenes es muy habitual. En ambos casos, la transferencia desde el catalán balear es clara, probablemente explicable en su inicio por la dominancia del mallorquín en hablantes cuya lengua materna era esta y querían expresarse en español. Sin embargo, en la actualidad, no son rasgos que puedan atribuirse únicamente a locutores con L1 catalán, sino que se han extendido también a aquellos cuya L1 es el español. En este sentido, el contacto entre las dos lenguas ha forjado una variedad de español que comparte rasgos fónicos con el mallorquín y ello ha acabado resultando en una suerte de seña de identidad de este tipo de español.

Por otra parte, esta influencia por parte del catalán no siempre se mantiene fuerte y estable, sino que puede acabar evolucionando y llevando a una nivelación respecto al español estándar. Un ejemplo claro de ello es la realización fonética de /l/. En catalán, en general (y también en Baleares), este fonema se pronuncia velarizado [ɫ] (es la llamada “l” oscura, por contraste con la “l” clara [l] propia del español). De hecho, la pronunciación como [ɫ] es uno de los rasgos que suele delatar a los catalanohablantes cuando hablan en español. En Mallorca, al igual que en el resto de territorios bilingües, [ɫ] se había traspasado al español y, de hecho, se consideraba como una de las características propias de la variedad de español isleña. No obstante, hay estudios recientes que demuestran que este fenómeno está en recesión, y de forma muy clara entre los jóvenes, que tienden a emplear sistemáticamente [l] sea cual sea su lengua materna. Así pues, parece que la presión del estándar ha provocado la desaparición de este rasgo idiosincrásico, y no solo en el español de Mallorca, sino también en el mallorquín. También en esta variedad de catalán se está advirtiendo una preferencia cada vez mayor por [l] frente a la autóctona [ɫ]. De hecho, el alófono oscuro se asocia a hablantes de ámbito rural, especialmente mayores, lo que hace pensar en su progresiva desaparición.

Estos ejemplos ponen de manifiesto el dinamismo de las variedades en contacto. Obviamente, en situaciones en que una de las lenguas ejerce una influencia mayor (en este caso, el español), se puede pensar que, paulatinamente, se dará una nivelación hacia sus propias características. Sin embargo, se advierte que el influjo del mallorquín sigue siendo importante y se sigue manteniendo, incluso con cierto vigor renovado, probablemente por las políticas lingüísticas de apoyo al catalán y a su generalización como lengua de la enseñanza y de la administración autonómica y local. Todo esto, ayudado por el carácter insular, hace que se configure una variedad propia de español que debería estudiarse y describirse con mayor precisión y exhaustividad.


Para saber más:

Amengual, Mark y Assumpció Rost. En prensa. La variación fonológica del español en contacto con el catalán en las Baleares. En Manuel Diaz-Campos y Juan M. Hernández Campoy (ed.), Enciclopedia Concisa de los Dialectos del Español. Oxford: Wiley.

Bibiloni, Gabriel. 2016. El català de Mallorca. La fonètica. Palma: Lleonard Muntaner.

Enrique-Arias, Andrés. 2022. El castellano en Mallorca 60 años después: un estudio en tiempo real. Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana, 20(39), 137-163.

Radatz, Hans Ingo. 2008. Castellorquín: el castellano hablado por los mallorquines. En: El castellano en las tierras de habla catalana (coord. A. Wesch y C. Sinner), Madrid: Iberoamericana Vervuert, 113-132.

Romera, Magdalena. 2003. La variedad del castellano actual en Baleares, Moenia: Revista lucense de lingüística y literatura, 9, 359-381.


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Rost Bagudanch, Assumpció (2022): “Mallorca más allá del balconing: el español de la isla”, Blog del grupo Español en Contacto. Recuperado de: https://espanolcontacto.fe.uam.es/wordpress/index.php/2022/12/19/mallorca-mas-alla-del-balconing-el-espanol-de-la-isla-nueva-entrada-de-blog-escrita-por-assumpcio-rost-bagudanch/